domingo, 18 de octubre de 2009

El profesor Frank McCourt


McCourt, que ahora tiene 66 años y ya está jubilado, se convirtió en escritor de fama mundial con Las cenizas de Ángela, libro con el que ganó el premio Pulitzer y en el que narraba su mísera infancia en Limerick (Irlanda) –con un padre borracho que les abandonó y una madre que vio morir a tres de sus hijos–. Y repitió éxito con la segunda parte de sus memorias.

En El profesor, un libro sobre «el trabajo más duro del mundo», McCourt cuenta sus métodos para ganarse a los alumnos –«Tardé 15 años en sentirme a gusto como profesor». Pese a ello, asegura que se convirtió en escritor gracias a sus alumnos: «Me apodaban el irlandés, aprendí de ellos a decir la verdad y empecé a escribir porque ellos me lo pidieron».

El libro se centra en su vida profesional e incluye fuertes críticas al sistema educativo estadounidense, pero no deja de ser autobiográfico:  ¿Qué hace un profesor si en su primer día de clase un bocadillo vuela por los aires? No sabemos lo que harían otros, pero el profesor McCourt en su primer día de clase en el instituto McKee de Nueva York lo recogió del suelo y se lo comió, para gran sorpresa de sus alumnos. Éste es sólo un ejemplo de los métodos poco convencionales que usa el recién estrenado profesor de secundaria con sus estudiantes. Haciendo más caso de su intuición y de lo que le dicta su conciencia que de las directrices académicas, consigue despertar el interés de los jóvenes. Se dedica a escuchar a sus alumnos y a aprender de ellos, poniéndose a su altura para conocer sus inquietudes, sus gustos y su forma de ver el mundo. Logra ejercer una influencia duradera sobre sus alumnos, a los que impone tareas llenas de imaginación, como redactar una nota de disculpa de Adán o de Eva para Dios, o hacerles cantar con recetas de cocina como texto.

Así, en una lucha constante, agotadora pero estimulante, McCourt aguantará en las trincheras de la educación secundaria durante tres décadas. En su convicción de que la educación es mucho más que conseguir buenas notas en los exámenes, el profesor deberá hacer uso de su fina ironía, de su capacidad para reírse de todo, y en primer lugar de él mismo, y de una paciencia a prueba de adolescentes.

Es la tercera novela de Frank McCourt, en la que cuenta el comienzo de su andadura como profesor, y como el paso de los años le da cierta experiencia, aunque en educación todos aprendemos hasta en el ultimo minuto. Este libro es un homenaje a todos los docentes, que se han enfretado, se enfrenta y se enfrentarán a una clase. el nerviosismo que se siente al enfrentarte por primera vez a una clase, tú solo, ahi delante del "peligro" de una treintena de individuos que nada mas entrar por la puerta, ya te estan juzgando ...

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