domingo, 7 de marzo de 2010

La Reflexión

rosa4 Es necesario que toda persona u organización pare un momento,  haga un alto en el camino, para reflexionar y para no tener dificultades  en al menos en 3 aspectos:
1. Si no paramos cada vez va a ser más difícil analizar y capturar el know how del negocio  que se va generando a través del tiempo. Como resulta fácil de comprender, estamos hablando de un capital demasiado valioso para la organización como para perderlo.
2. Se necesita tiempo para planificar, aunque sea tentativamente el futuro. No planificar nos obliga a jugar un partido en el que no existe marcador y, por tanto, no sabemos si ganamos, empatamos o perdemos.
3. Para continuar siendo creativo e innovador, se  tiene obligatoriamente que seguir aprendiendo.
Que nuestra civilización occidental,  deja cada vez menos espacio para la reflexión no es nada nuevo. Existen 2 importantes variables que se combinan para ayudarnos o entorpecernos la existencia: El  tiempo y el ritmo.
Sobre el tiempo es poco lo que podemos hacer porque tenemos una cantidad finita cada día (24 horas) . Siempre el ser humano ha gozado del mismo tiempo. Lo que ha cambiado es que ahora enfrentamos una sobredosis de estímulos que tratan de competir por un pedazo de ese tiempo y lo “peligroso” es que muchos de esos estímulos nos llaman poderosamente la atención y resulta difícil resistir su atracción: Queremos hacer muchas cosas, cada vez más, y eso exige pagar algunos peajes a cambio.
Sobre el ritmo, sin embargo, si disponemos de la capacidad para controlarlo porque cada uno decide a qué ritmo vive su vida. Pero esto no ocurre continuamente: A demasiadas personas les cuesta escuchar (lo hacen poco y mal), les cuesta concentrarse en un tema específico más allá de unos breves minutos, hablan más de lo necesario y lo hacen muy rápido, pasan más tiempo en el futuro que en el presente…
El tiempo y el ritmo se combinan además para generar una tercera variable que se ha vuelto muy nociva: La velocidad. Nuestra vida ha ido acelerando progresivamente el paso hasta un punto que, en demasiadas ocasiones, se vuelve irrespirable. Nos hemos vuelto muy impacientes, ya nadie está dispuesto a esperar.
La mayor parte de la sociedad  vive a un ritmo que les impide dedicar tiempo a algunas actividades esenciales, la más importante de ellas a reflexionar.

Es indudable que la realidad siempre impone su criterio pero esa sensación de vivir solo en  emergencia continua es muy arriesgada por una razó: Si no dispones de tiempo, no reflexionas. Si no reflexionas, entonces no aprendes porque una de las condiciones fundamentales para aprender consiste en reflexionar (por eso aprendemos tan pocas cosas en el colegio en comparación con la gran cantidad de tiempo que invertimos allí, porque reflexionamos poco y memorizamos mucho). Si no aprendes, te arriesgas a cometer errores pasados en el futuro y no acumulas conocimiento (pierdes la oportunidad de ser más “inteligente”). Y sin conocimiento, no puedes mejorar ni desde luego innovar .
Se atribuye al ejército de EEUU la creación de una técnica (ya bastante difundida) bautizada como After Action Review. Hay 2 aspectos claves a la hora de aplicarla para que verdaderamente sea eficaz:
1. Seguir fielmente el formato, lo que resulta extremadamente simple porque tan solo exige reflexionar acerca de 4 preguntas.
- Qué debía haber pasado
- Qué pasó realmente
- Por qué la diferencia
- Qué podemos aprender y hacer diferente mañana
2. Aplicar la técnica de forma ineludible, con todo el equipo, después de cada actividad (en el caso de un proyecto, aplicarla cada día al inicio o al final de la jornada) ya que es un ejercicio que no toma más de 15 minutos.
No es suficiente reflexionar esporádicamente, ni planificar cada 6 meses, sino que la reflexión es un proceso continuo, permanente, es parte de tu trabajo, igual que respirar. Simplemente no se te puede olvidar, no puedes trabajar ni vivir sin reflexionar. La reflexión, eso sí, obliga a prestar atención (algo aparentemente tan difícil en nuestros días) para no pasar por encima de las cosas sin darnos cuenta.
En realidad, es bastante sencillo saber si alguien (persona u organización) está reflexionando y aprendiendo: ¿Avanza, progresa, es capaz de hacer cosas que antes no podía, es decir, aprende?. Si sigue estancada, si hace lo mismo que hacía antes y no demuestra progreso alguno, significa que no aprende.
Las organizaciones tienen una inmensa oportunidad enfrente de sus narices que por el momento la mayoría no es capaz de abordar: Contar con un proceso que les permita analizar sistemáticamente todo lo que pasó y está pasando en la organización, qué resultados dio, qué habría que cambiar y qué habría que mantener y cómo “inyectar” este caudal de conocimiento a todo aquel para quien resulta importante en función de las actividades que debe realizar. Este proceso no solo garantiza a una organización que aprende sino que le permite analizar lo que se viene, pensar cómo enfrentarlo y le entrega armas para reaccionar ante lo imprevisto.
Biliografia : Newsletter-Gestión del Conocimiento

No hay comentarios:

Publicar un comentario